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Niños dibujan sus traumas
Vox Latina entrevistó a 21 niños de 7 años en adelante, quienes, con la ayuda de psicólogos, compartieron con los encuestadores sus vivencias.
El 85.7 por ciento de los menores aseguraron que les gustaría vivir con una familia adoptiva, y no en el hogar temporal.
Aunque la mayor parte llevaba mucho tiempo viviendo en estos lugares, tanto a cargo del Estado como de ONG, más del 85 por ciento tiene un recuerdo más o menos claro de quiénes eran sus padres.
Pero, lamentablemente, también tienen en mente que en su familia pasaban cosas desagradables (57 por ciento) y que había violencia (57 por ciento).
El 71.4 por ciento sabe también qué es una familia adoptiva, y ha tenido amigos dentro del hogar que han sido adoptados.
El 28.5 por ciento de los entrevistados no fueron capaces de dibujar una familia imaginaria cuando los psicólogos se los solicitaron, debido a que no tenían este concepto.
A partir de estos dibujos, los especialistas diagnosticaron cuáles eran los traumas de los jóvenes y que había coincidencia de síntomas entre ellos, a pesar de pertenecer a hogares distintos. La razón, según los expertos, es la similitud de las duras experiencias de maltrato y abuso que han vivido en el seno de sus familias biológicas y durante el largo período que llevan recluidos en los hogares.
Los niños presentan signos de extrema inseguridad e inadaptación. También tienen sentimientos de inferioridad y dan muestras de retraimiento y poco espíritu de lucha. En los casos en que han vivido experiencias de maltrato, suele haber una representación diferente del padre o de la madre, dependiendo de quién de ellos fue el agresor.
Por la forma como han distribuido a la familia en la hoja en blanco, se puede determinar si ésta era autoritaria, hostil o, por el contrario, cariñosa.
En la mayoría de los casos, idealizan a la madre, y le prestan mucha más atención a su representación, mientras que tienden a desvalorizarse ellos mismos.
En varios de los dibujos, los niños se representaron con la figura más pequeña, menos definida e incluso alejada del resto de los miembros de la familia.
Otra de las características comunes fue la falta de definición de los ojos, que aparecían vacíos, sin pupila ni iris. Esto, dicen los expertos, demuestra falta de seguridad sobre lo que son, o desconocimiento de su propia familia.
Según el diagnóstico de los psicólogos, los largos períodos que los jóvenes llevan en los hogares les han generado una percepción vaga del mundo, sin expectativas concretas, además de dificultad en sus relaciones interpersonales y una regresión inconsciente al pasado, como mecanismo de defensa.
En uno de los casos lograron detectar, por medio de un simple dibujo, posible abuso sexual, por la forma en que fue representado el padre, y otro caso de grave maltrato, por la manera en que aparecía “mutilada” la familia en el dibujo.
El resultado del estudio, de acuerdo con los psicólogos consultados, debería hacer que las autoridades tomaran conciencia de la realidad en que viven los niños y ayudarlos para que crezcan en forma sana y puedan vencer sus traumas.

Fuente: http://www.prensalibre.com/pl/2008/septiembre/07/260282.html
Vox Latina entrevistó a 21 niños de 7 años en adelante, quienes, con la ayuda de psicólogos, compartieron con los encuestadores sus vivencias.
El 85.7 por ciento de los menores aseguraron que les gustaría vivir con una familia adoptiva, y no en el hogar temporal.
Aunque la mayor parte llevaba mucho tiempo viviendo en estos lugares, tanto a cargo del Estado como de ONG, más del 85 por ciento tiene un recuerdo más o menos claro de quiénes eran sus padres.
Pero, lamentablemente, también tienen en mente que en su familia pasaban cosas desagradables (57 por ciento) y que había violencia (57 por ciento).
El 71.4 por ciento sabe también qué es una familia adoptiva, y ha tenido amigos dentro del hogar que han sido adoptados.
El 28.5 por ciento de los entrevistados no fueron capaces de dibujar una familia imaginaria cuando los psicólogos se los solicitaron, debido a que no tenían este concepto.
A partir de estos dibujos, los especialistas diagnosticaron cuáles eran los traumas de los jóvenes y que había coincidencia de síntomas entre ellos, a pesar de pertenecer a hogares distintos. La razón, según los expertos, es la similitud de las duras experiencias de maltrato y abuso que han vivido en el seno de sus familias biológicas y durante el largo período que llevan recluidos en los hogares.
Los niños presentan signos de extrema inseguridad e inadaptación. También tienen sentimientos de inferioridad y dan muestras de retraimiento y poco espíritu de lucha. En los casos en que han vivido experiencias de maltrato, suele haber una representación diferente del padre o de la madre, dependiendo de quién de ellos fue el agresor.
Por la forma como han distribuido a la familia en la hoja en blanco, se puede determinar si ésta era autoritaria, hostil o, por el contrario, cariñosa.
En la mayoría de los casos, idealizan a la madre, y le prestan mucha más atención a su representación, mientras que tienden a desvalorizarse ellos mismos.
En varios de los dibujos, los niños se representaron con la figura más pequeña, menos definida e incluso alejada del resto de los miembros de la familia.
Otra de las características comunes fue la falta de definición de los ojos, que aparecían vacíos, sin pupila ni iris. Esto, dicen los expertos, demuestra falta de seguridad sobre lo que son, o desconocimiento de su propia familia.
Según el diagnóstico de los psicólogos, los largos períodos que los jóvenes llevan en los hogares les han generado una percepción vaga del mundo, sin expectativas concretas, además de dificultad en sus relaciones interpersonales y una regresión inconsciente al pasado, como mecanismo de defensa.
En uno de los casos lograron detectar, por medio de un simple dibujo, posible abuso sexual, por la forma en que fue representado el padre, y otro caso de grave maltrato, por la manera en que aparecía “mutilada” la familia en el dibujo.
El resultado del estudio, de acuerdo con los psicólogos consultados, debería hacer que las autoridades tomaran conciencia de la realidad en que viven los niños y ayudarlos para que crezcan en forma sana y puedan vencer sus traumas.
Fuente: http://www.prensalibre.com/pl/2008/septiembre/07/260282.html
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