Día Internacional de la Salud de las Mujeres

El Día Internacional de la Salud de las Mujeres, celebrado ayer 28 de Mayo, está dedicado este año a la actualización de la Salud Sexual y Reproductiva (SSR).

Este término, se introdujo en la Conferencia de Población de El Cairo de 1994, y venía a sustituir a toda una amplia gama de actividades que se englobaban dentro de la terminología de planificación familiar, control demográfico, control de natalidad y anticoncepción.

El término SSR desvinculaba la salud sexual de la reproducción, de la familia, de controles gubernamentales. La salud sexual era un componente de la actividad humana y como tal su realización y toma de decisión debía residir en el derecho libre de las personas, sin injerencias de gobiernos, instituciones o religiones. A los gobiernos les queda exclusivamente el papel de información, asesoramiento, dotación de recursos sanitarios de prevención de enfermedades, etc.

A pesar de lo novedoso de esta formulación y de los efectos beneficiosos que de ello se derivarían para la salud de las mujeres y de la ciudadanía, estamos asistiendo a un estancamiento de su desarrollo, debido sobre todo, a injerencias indebidas de los estamentos antes citados sobre los Derechos Humanos.

La carga de enfermedad y muerte prematura por problemas de salud sexual y reproductiva continúa siendo elevada e incluso ha crecido en algunas regiones, revelando la incapacidad de mujeres y niñas de protegerse y ejercer autonomía sobre sus cuerpos. Veamos algunos datos mundiales:

El sexo inseguro es la segunda causa más importante de morbilidad o de mortalidad precoz entre las poblaciones más pobres, y es la novena causa más importante en los países desarrollados.
A pesar del incremento espectacular en el acceso a métodos anticonceptivos, más de 120 millones de parejas tienen necesidades insatisfechas en este terreno y alrededor de 80 millones de mujeres se enfrentan a embarazos no deseados o no planificados.

Otra estimación señala que 200 millones de mujeres desean retrasar o evitar un embarazo, pero no utilizan anticoncepción. Sin embargo, una de cada tres muertes maternas podría evitarse si las mujeres pudieran regular su fecundidad con métodos anticonceptivos modernos.

La violencia sexual eleva de manera directa el riesgo de las mujeres, adolescentes y niñas a infectarse con el VIH y con otras infecciones de transmisión sexual. En este sentido, las estadísticas mundiales señalan que entre el 8% y el 26% de las mujeres y niñas informan haber sido objeto de abuso sexual cuando eran niñas o en su vida adulta. Asimismo, se estima que casi el 50% de todos los ataques sexuales son perpetrados contra niñas de 15 años o más jóvenes.

En España la Guía de la Sexualidad elaborada por el Consejo de la Juventud, constata que la utilización de métodos anticonceptivos se está incrementando ya que las cifras de personas que no utiliza ningún método se ha reducido del 43,9 % en 1997 al 28,8% en 2003.

Aun así, estas cifras de desprotección en las relaciones sexuales son muy altas. Se producen cerca de 100.000 interrupciones voluntarias del embarazo (IVE), y casi todos los análisis de esa población que recurre a IVEs demuestran la escasa utilización de métodos anticonceptivos para evitar los embarazos no deseados.

La morbilidad por sida y otras enfermedades de transmisión sexual (ETS) se viene reduciendo cada año, siendo más drástica la reducción entre los hombres que entre las mujeres, lo que está indicando la actividad de sexo insegura de que son víctimas las mujeres al negarse los hombres a ponerse el preservativo.

Nuestro país se ha convertido en el burdel de la Unión Europea, con más de 400.000 mujeres prostituidas y un volumen de negocio anual de más de 18.000 millones de euros, lo que evidencia la tremenda explotación sexual de las mujeres.

La violencia contra mujeres y niñas es un factor de riesgo subyacente a numerosos problemas de salud sexual y reproductiva; las mujeres que viven en contextos de relaciones violentas a menudo son incapaces de tomar decisiones autónomas en la sexualidad y la reproducción, y tienen mayor riesgo de embarazo no deseado e ETS, incluido el sida.

Las víctimas de abusos sexuales infantiles no las podemos conocer porque los 316 casos de víctimas por abuso infantil que aparecen de 2006 engloban violencia física, abuso sexual y negligencia. De todas formas estas estadísticas serían la punta del iceberg puesto que la mayor parte de ese abuso infantil permanece invisible.

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