"solaz's women" In Japan: las esclavas sexuales de los militares en tiempo de guerra

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Decenas de miles de mujeres fueron secuestradas por la fuerza y engañadas para convertirse en "mujeres de solaz" en las "estaciones de solaz" controladas por las fuerzas armadas japonesas que se organizaron en los diferentes países ocupados por Japón durante la Segunda Guerra Mundial. Mujeres y niñas eran violadas reiteradamente y convertidas en esclavas sexuales. Amnistía Internacional cree que los crímenes perpetrados contra estas mujeres equivalen a crímenes de lesa humanidad.


La valentía de las "mujeres de solaz" sobrevivientes, que a lo largo del tiempo han hablado de su sufrimiento, es extraordinaria. Sus voces, junto con el activismo de quienes defienden los derechos humanos de la mujer, han movilizado e inspirado a un movimiento mundial que exige que se reparen los crímenes de violencia sexual. 
 

Hasta la fecha, el gobierno japonés se niega a reconocer su responsabilidad en relación con los crímenes de lesa humanidad cometidos contra quienes fueron "mujeres de solaz". Las sobrevivientes siguen reclamando una indemnización oficial del gobierno japonés, así como una disculpa que puedan considerar aceptable y que les devuelva su dignidad humana.

Amnistía Internacional pide al gobierno de Japón que garantice que las sobrevivientes reciben un resarcimiento completo que incluya restitución, compensación, rehabilitación, satisfacción y garantías de no repetición. La organización pide al gobierno de Japón que:

1) Acepte toda su responsabilidad en relación con el sistema de "mujeres de solaz", lo que incluye reconocer públicamente el daño que han sufrido estas mujeres, devolver la dignidad a las sobrevivientes y denunciar públicamente la violencia sexual contra las mujeres, en cualquier momento y lugar.

2) Emita una disculpa de la Dieta japonesa que sea aceptable para la mayoría de las "mujeres de solaz" y sus familiares inmediatos.

3) Ofrezca una compensación adecuada y eficaz directamente del gobierno japonés a las "mujeres de solaz" o sus familiares inmediatos. Esta compensación deberá tener en cuenta las violaciones cometidas contra ellas, incluida la denegación del propio resarcimiento durante un periodo prolongado y cuestiones como la pérdida de oportunidades y de medios de vida.

4) Ofrezca garantías de no repetición mediante:

- la ratificación del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional;

- el apoyo a los esfuerzos para redactar un tratado internacional sobre el comercio de armas para poner fin a la proliferación de armas empleadas para cometer violaciones de derechos humanos, como la violencia contra las mujeres.

5) Incluya una explicación precisa del sistema de esclavitud sexual en los libros de texto japoneses sobre la Segunda Guerra Mundial.

La violencia sexual que se inflige a las mujeres en los conflictos armados de cualquier parte del mundo es tan generalizada que se percibe como una consecuencia inevitable de la guerra. Sin duda uno de los ejemplos más crudos es el sistema de esclavitud sexual que institucionalizó el Ejército Imperial de Japón entre los años de 1930 y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

"Quiero justicia antes de morir."

Lola Leoncia Guevarra, 97, la sobreviviente de mayor edad

Unas 200.000 mujeres fueron esclavizadas sexualmente por los militares japoneses en lo que se conocía como “centros de solaz”. Las mujeres, recluidas en estos centros contra su voluntad, fueron repetidamente violadas, torturadas y tratadas como animales durante meses y años. Las víctimas procedían de China, Taiwán, Corea, Filipinas, Malaisia, los Países Bajos, Timor Oriental y Japón. La mayoría eran menores de 20 años, y algunas apenas rebasaban los 12 años de edad.

Tras estas vivencias las mujeres quedaron gravemente traumatizadas. Muchas de ellas nunca contrajeron matrimonio. Muchas no pudieron tener hijos a causa de la tortura sufrida.

El Tribunal Internacional Militar para el Lejano Oriente, establecido para enjuiciar a los criminales de guerra de Japón, hizo caso omiso de la cuestión de las “mujeres de solaz” y su violación institucionalizada. No se ha hecho justicia todavía.

"El gobierno de Japón piensa que [la cuestión de las “mujeres de solaz”] ha pasado a la historia y se olvidará. Pero eso no ocurrirá. Mientras la generación siguiente lo sepa, no se olvidará."
Gil Won-ok

Las “mujeres de solaz” que sobrevivieron guardaron silencio durante casi seis decenios, humilladas y avergonzadas, aisladas, enfermas física y mentalmente y, en muchos casos, reducidas a una pobreza extrema.
Pero desde 1992, las “mujeres de solaz” coreanas han estado manifestándose cada miércoles a las puertas de la Embajada de Japón en Seúl, Corea del Sur.

"Cada vez que hablo en público, lloro; pero me siento como una activista. En la ex Yugoslavia hablé con mujeres que también habían sido violadas en la guerra... mujeres que me dijeron que se sentían incapaces de hablar de lo que les había sucedido a ellas, pero que yo les había dado valor y esperanza."

Lola Ammonita

Las “mujeres de solaz” están demostrando un gran valor hablando de su brutal experiencia. Es un valor que está alentando a otras personas a hacer lo mismo.

Al reclamar sus derechos, las mujeres se están movilizando y son la inspiración de todo un movimiento mundial que exige que cesen los crímenes de violencia sexual contra las mujeres.

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