La mujer maltratada.
Un 12,4% de las españolas con más de 18 años sufren maltrato familiar. Las agresiones, injustificables siempre, deben ser denunciadas y castigadas. Una nueva educación y un cambio de pautas sociales son esenciales.
1. Datos de incidencia.
La violencia doméstica está tipificada como el abuso físico, sexual y psicológico dentro de las relaciones de pareja. Durante 1999 la violencia doméstica contra las mujeres provocó 42 muertes, siete más que en 1998, y se tradujo en 20.000 denuncias. En abril del año 2000 el Instituto de la Mujer hizo un estudio sobre la violencia contra las mujeres llegando a la conclusión de que el 12,4% (1.865.000) de las mujeres españolas mayores de 18 años sufren alguna forma de maltrato familiar.
Según los datos aportados por el Gobierno, se ha producido un incremento del número de denuncias por malos tratos. Pero ante esto no podemos concluir que se ha producido un aumento de las agresiones, sino que al haber mayor información, más concienciación del problema y más apoyo a la mujer, las víctimas lo ocultan menos y denuncian más. Aunque aún hay mujeres que tienen miedo y no se atreven a hacerlo.
2. Origen de los malos tratos.
Los expertos afirman que la violencia contra la mujer tiene su origen en rol que desempeña en la sociedad, ya que existen todavía determinadas normas culturales que le asignan a la mujer una posición de subordinación con respecto al hombre.
3. Características del agresor.
No se puede decir que haya un dato típico y concreto en la personalidad de los agresores, se trata de un grupo poco definido y con características de personalidad diferentes. Lo que sí es cierto es que el comportamiento que presentan los agresores, en la mayoría de los casos es aprendido, emiten conductas aprendidas y transmitidas de padres a hijos, por lo que es muy probable que los agresores haya visto como sus madres fueron maltratadas y que ellos también hayan sido víctimas de malos tratos.
Entre los motivos que llevan al agresor a reaccionar violentamente destaca; esa necesidad de dominar y controlar a la mujer, sentimientos de poder frente a ella, consideración de la independencia de la mujer como una humillación para el hombre, percepción de déficit de poder como cabeza de familia, y sobre todo, esa creencia generalizada de que el hombre tiene el derecho primario sobre el control de su propia vida, la de su esposa e hijos.
4. Características de la víctima.
Las encuestas que se han realizado apuntan a que las mujeres maltratadas suelen ser personas con pocos estudios (aunque también hay universitaria), la mayoría de ellas mayores, que viven en un núcleo urbano de más de 20.000 habitantes. Los motivos que suelen dar las mujeres para no separarse suelen ser los hijos, tener miedo al agresor, seguir queriendo a su pareja y sobre todo la falta de recursos económicos para vivir independiente.
5. Prevención.
Habría que empezar cambiando esos valores y pautas sociales tan afianzados en nuestra sociedad y potenciar en la educación comportamientos igualitarios y de solidaridad para evitar la violencia.Teniendo en cuenta que el primer lugar donde se dirigen las mujeres para declarar su situación es la comisaria, tendría que ser desde aquí desde donde habría que intentar, en primer lugar, dar la atención adecuada.
En segundo lugar se le debe ofrecer la información necesaria para buscar soluciones a su situación, deber ser atendida y asesorada por especialistas en el tema, y sobre todo encontrar apoyo y protección. A nivel jurídico se le debe informar a la víctima de todos los trámites legales y de los procedimientos a emprender, es decir, sobre el derecho que tienen a denunciar los malos tratos, la forma de interponer una denuncia, etc. Las campañas de información deben ir dirigidas a todas las mujeres, pero especialmente a aquellas trabajan en el hogar, ya que estas tienen menos oportunidades de conocer casos similares, de comparar y contrastar su situación con la de otras mujeres, recibir información, incluso, en algunos casos, no son conscientes del problema.
Algunas mujeres han aprendido a ver su problema como algo normal y habitual en toda relación de pareja. Se trata, en definitiva, de potenciar la toma de conciencia, a todos los niveles, acerca de la problemática y enriquecer el sistema legal que ampare a las víctimas, y castigue al agresor.
Artículo de la psicóloga escolar Trinidad Aparicio Pérez, http://www.pulevasalud.com/ps/subcategoria.jsp?ID_CATEGORIA=1027&RUTA=1-3-69-988-991-1027
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